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martes, 13 de junio de 2017

MEDITACIÓN para niños


Mindfulness meditación para niños y su importancia en el aula
Que el mindfulness es una de las prácticas de meditación más convocantes de un tiempo a esta parte no es novedad. Pero más allá del auge entre los adultos, mindfulness se ha convertido en una excelente alternativa para niños y, sobre todo, para niños con problemas de atención.


Mindfulness es uno de los tipos de meditación más efectivos en los niños.

Si entre los beneficios principales del mindfulness encontramos que disminuye el estrés, controla la ansiedad y mejora la capacidad de atención, no es nada descabellado pensar en un módulo de mindfulness en el aula.

MINDFULNESS EN LA ESCUELA

No estamos tan lejos de lo que ni el más optimista de los facilitadores de mindfulness podría haber aventurado hace unos años. En Australia, por ejemplo, piensan incluir el mindfulness a la actividad escolar (dentro de la currícula y no como una materia aparte) hacia 2020. Sí, en apenas tres años mindfulness será una suerte de materia dentro de las otras tantas que tienen las escuelas australianas.

Pero ya en 2015, en la Argentina, a través de un proyecto del médico Daniel López Rosetti, se probó esta práctica meditativa en escuelas públicas del distrito de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires. ¿Cuál era el objetivo de llevar el mindfulness al aula? Básicamente, crear un ambiente más propicio para enseñar y aprender. ¿Cómo se logra? Haciendo más hincapié en la atención, la memoria, la concentración y fortaleciendo la relación maestro-alumno. Y es aquí cuando el mindfulness se transforma en una actividad esencial para alcanzar estas metas.

Hay muchas técnicas y ejercicios de mindfulness pero uno de las más populares para los niños es el que predica la terapeuta holandesa Eline Snel en su libro Tranquilos y atentos como una rana, que incluye un CD con distintos tipos de meditaciones de entre 4 y 10 minutos, listas para poner en práctica. Snel es precursora del mindfulness para niños y difunde la práctica en América Latina. De hecho, durante marzo dará charlas en Chile y Argentina. Se especializa en su método “La atención funciona”, dirigido a maestros -e incluso a padres- para que apliquen con niños y adolescentes.
BENEFICIOS DE MINDFULNESS EN LA ESCUELA

Como mencionamos anteriormente, el mindfulness llevado al ámbito escolar es tan productivo para los alumnos como así también para los docentes. Es que con la práctica de mindfulness, los maestros adquieren nuevas herramientas para afrontar situaciones complejas en el aula, que inciden directamente en su desempeño y se relacionan con un mejor vínculo con los alumnos y por lo tanto generan un ambiente más adecuado para el aprendizaje.

Mindfulness también tiene otros efectos positivos en los profesores: reduce el estrés, la depresión y la ansiedad y mejora la calidad de vida, a la vez que disminuye las faltas por enfermedad. Además, y quizá lo más importante, es que es una herramienta esencial para que los maestros estén más predispuestos, más atentos, más receptivos a las necesidades de los niños.

Por otra parte y desde la perspectiva de los niños, uno de los beneficios que les aporta la práctica de mindfulness a los alumnos es que reduce la agresividad y la violencia. Con la propagación del bullying o acoso escolar, mindfulness se ha convertido en una herramienta efectiva para combatirlo.

Otra de las cuestiones interesantes de esta práctica para los alumnos es que favorece la atención y se sabe que un niño concentrado es un niño que aprende mejor, lo que se verá reflejado en su rendimiento. También potencia la memoria y la creatividad y algo muy importante es que fomenta la empatía mejorando la relación entre pares.

Ahora bien, todos estos beneficios que produce mindfulness en el aula no son casualidad ni se dan por arte de magia. Seguramente, son producto de lo que propone mindfulness: la reflexión sobre el mundo interior, el hecho de conocer nuestras propias emociones, la capacidad para no juzgar(nos). En definitiva, la premisa insignia de mindfulness: prestar atención al aquí y ahora.


Uno de los ejercicios tradicionales es imitar la postura y atención de las ranas.
PARA TENER EN CUENTA ANTES DE COMENZAR

Una forma de entrar en la actividad es a través del sonido. Por eso es importante que suene un cuenco tibetano o una campana, que les indique a los niños que llegó la hora del mindfulness. También es ideal generar una rutina, que los niños sepan que tal día a tal hora en tal aula tienen el módulo mindfulness.

A través de la vista también los niños pueden conseguir mayor concentración. Así que alguno de los tantos ejercicios descriptivos de objetos (por ejemplo describir de modo exhaustivo cómo es una manzana o mirar un objeto durante minutos para luego recordarlo) son de mucha utilidad.

Otro ejercicio interesante es el del paseo. Proponerles a los niños hacer una caminata y escuchar los sonidos, oler los aromas, apreciar el entorno es clave para mantener la atención en el aquí y ahora, evitando que otros pensamientos los invadan.

Finalmente pero no menos importante para esta práctica meditativa es centrar la atención en la respiración. En su libro, Eline Snel propone imitar a la rana, es decir, sentarse cómodamente, quedarse quietos y simplemente respirar. Con calma, observar cómo la panza se infla al inhalar y se deshincha al soltar todo el aire.
Por suerte, cada vez son más las instituciones escolares que están mirando al mindfulness con buenos ojos. Es que una actividad que favorece la concentración, reduce el estrés, mejora el rendimiento escolar, ejercita la memoria, ayuda a controlar los impulsos y disminuir la violencia y fortalece los vínculos entre los propios alumnos y con el maestro podría ser la solución. Dalai Lama ya lo anticipó: “Si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia en solo una generación”. Ojalá vayamos camino a lograrlo.

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